martes, 30 de junio de 2015

MICROPLÁSTICOS: LA AMENAZA SILENCIOSA DE NUESTRA SOCIEDAD




Hoy en día no hace falta nadar mucho para cruzarse con alguna bolsa de basura o algún plástico en el mar. Es más, en la vida diaria estamos rodeados de plástico – por suerte no literalmente, que ni un pollo del supermercado -. No todo el mundo sabe que la mayoría de los plásticos, así como el PVC, son productos del petróleo, con lo que también encontramos detrás de ellos a la industria del petróleo, aunque en este caso la transformadora, que ya sabemos que tiene una gran fuerza en nuestra sociedad. Sin embargo, hay alternativas como bolsas de papel o papel de estraza.



No obvio que el desarrollo del plástico ha sido, y es, un gran avance para nuestra sociedad (así como las vacunas). Por ejemplo, nuestros queridos trajes de neopreno (que tanto usamos para bucear), son desarrollados a partir de otro producto del petróleo. Pero no se puede abusar y habría que seguir la regla de las tres erres (3 R) de la ecología: Reducir, Reusar y Reciclar.


 La producción mundial de plásticos aumenta cada año (245 millones de toneladas métricas en 2008), y con ella la cantidad de desechos de plástico que se introducen en el medio ambiente y los océanos, especialmente en regiones del mundo donde las prácticas de gestión de residuos no logran a seguir este rápido aumento. En 2009 en Europa, de los 45 millones de toneladas métricas de plástico consumidas, 11 millones terminaron en vertederos o en el medio ambiente. Tanto la industria como los gobiernos son conscientes de que es necesario potenciar considerablemente la recuperación y el reciclaje de los plásticos.

Aunque se sabe que la cantidad de residuos de plástico es cada vez mayor, existe una falta general de información sobre qué porcentaje llega a los océanos o ya se encuentra en ellos. Estos plásticos pueden encontrarse como grandes fragmentos de plástico en el mar y su impacto directo tanto sobre la fauna marina han sido bien documentados. Además, los plásticos pueden encontrarse también como micro-plásticos que son fragmentos menores de 5 mm y que pueden ser ingeridas por los organismos marinos y resultar dañinas, aunque los efectos de los fragmentos de micro-plástico para la salud de los animales aún se desconocen en gran medida. La comunidad científica comenzó a estudiarlos cuando, como resultado de otros estudios, se demostró una cantidad de plásticos en el mar muchísimo menor de la esperada. Además, analizando muestras de agua se observaron cantidades ingentes de estos pequeños fragmentos. Gracias a estos estudios está aumentando el interés del público general por la existencia de estas pequeñas partículas y sus posibles repercusiones.

Si bien existen ciertos tipos de plásticos, de aparición reciente en el mercado, usado por ejemplo en bolsas y envases, que a menudo se consideran biodegradables. Es el caso de los denominados “bioplásticos” que, si bien proceden de recursos renovables, no son necesariamente biodegradables. Para poder considerarse “biodegradable”, un material debe descomponerse en sus partes constituyentes (dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa) por la acción de organismos vivos en condiciones específicas. Estas condiciones pueden darse en las plantas de compostaje industrial, pero no en el océano, por lo que muchos plásticos “biodegradables” no se descomponen en el océano antes que los demás plásticos. Los plásticos verdaderamente biodegradables tienden a ser más costosos y no son adecuados para muchas aplicaciones que requieren durabilidad.

Un riesgo que se está estudiando actualmente es el de la bioacumulación de estos plásticos en los diferentes eslabones de la cadena alimentaria. Así  como ya sabemos que el mercurio es mayor en el pescado azul que en el blanco (por el hecho de que el azul es un pescado carnívoro, que acumula el mercurio acumulado por los peces que ellos consumen), puede suceder lo mismo con el plástico. Tal vez ya estemos consumiendo suficientes cantidades de plásticos en nuestra dieta. Sin embargo, por el momento, se desconocen los efectos.

Muchas teorías dicen que la Tierra nos devuelve lo que le damos, y nunca fue mejor dicho que en este caso. Espero que mis reflexiones ayuden a que entre todos mejoremos “nuestra pequeña casa azul”, puesto que aún no hemos encontrado otra de sustitución, y que cada vez me encuentre menos plástico en el mar, porque como ya he esplicado, los plásticos biodegradables no lo son en las condiciones marinas.

Muchas gracias por escucharme y hasta el próximo “post”.
Víctor Almagro.

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